“Padre, padre, padre querido, tú que me llevaste por primera vez al estadio. Viejo, tú que me hiciste conocer de cerca las estrellas del fútbol y que te fuiste antes de lo previsto para estar más cerca de ellas:
Quiero que le cuentes al gran Julio Martínez, quien era tu ídolo. Quiero que le digas al gordo Santibáñez, al gordo Campusano, mi gran amigo. Cuéntale a Fernando Cornejo, susúrrale a los padres de los grandes goleadores Zamorano, Chupete y Caszely, que están hermanados viendo cómo Chile se mete en un mundial. Avísale a Chamaco y al gran Mumo Tupper. Avísale de pasada también a Erwin, hermano del polaco, a Franco Carcuro, que partió hace poco y a todos los chilenos futboleros que están allá arriba y partieron en forma anónima, que el país está de fiesta, que un puñado de nobles jugadores nos llevan a otro mundial.
Sí, cuesta tanto estar ahí, nos gusta tanto este deporte que lo celebraremos como Dios manda. Seguramente habrá peregrinaje en todas las ciudades de Chile. Te cuento que esta roja le quebró la mano al destino, le guapeó en el mítico Centenario a Uruguay con el gran Matador en su adiós definitivo de la Roja, así se despiden los elegidos. Te cuento que esta Roja, en un ambiente canibalesco, lleno de hostilidades, se paró en Lima y le ganó después de 25 años a Perú. Este equipo se instaló en el techo del mundo, ahí donde cayó estrepitosamente Argentina de Maradona, ahí donde falta el oxígeno, ahí donde todos se ahogan, para derrotar a Bolivia. Te cuento que fuimos a Paraguay y le ganamos en forma inapelable, quitándole el invicto. Te cuento que por primera vez derrotamos a los que bailaban siempre con la más hermosa de la fiesta. Sí, le ganamos a los argentinos en una noche épica, inolvidable, inolvidable, de imposibles.
Te cuento que llegó de allende Los Andes un loco lindo, sí, es verdad, un tipo obsesivo, profesional, que llegó a buscar su revancha a un país de mentalidad perdedora, a un país del sub-mundo futbolístico. Cómo nos ha hecho creer en la frase “querer es poder”.
La vida, la vida, amigos, y el fútbol, sí, nuestro fútbol, es como un camino cuesta arriba, pero, saben, desde acá en lo alto, la cima, de la cima la vista es genial. Silencio, silencio dije, que en este sur que milagrosamente existe ya nos llegó el sueño mundial. Sudáfrica, Sudáfrica desconocida, espéranos, porque quizás será la primera y última vez que estemos presentes en la cita reservada para los mejores. Sudáfrica, Sudáfrica, espéranos, allá va la marea roja. Sudáfrica, allá vamos.
Queda nada, queda poco, no te apures en dormir que el sueño va a llegar, y el sueño llegó, polaco, de la mano de esto, de este loco Bielsa, y de estos jóvenes jugadores, estamos a segundos, aun suspiro de meternos a Sudáfrica.”
Claudio Palma, minutos finales del partido Colmbia – Chile.
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